domingo, 10 de junio de 2012

Navío


Un navío vagaba sin rumbo en el más extenso océano, en akél k embravecido destrozó todo lo k encontró a su paso y terminó por inundar y cubrir hasta las más altas montañas a manera de purga; para eliminar una enorme y  desopreciable plaga.


El enorme barco protegía en sus adentros a un gran número de animales y un reducido número de personas k se vanagloriaban de ser "los elegidos del Señor" en su propia vanidad, y sinembargo sentíanse solos, abandonados, angustiados, temerosos y desesperados de ver a su alrededor nada más k akella masa azul  k los mantenía presos dentro del barco y secuestrados dentro de sí mismos.


De pronto alguien, no importa kien uno de los humanos alzó la vista y descubripo a lo lejos un lugar k no había sido alcanzado por la devastación; un lugar en el k las criaturas habitaban libres satisfaciendo todos sus apetitos; su reacción fue tan grande k tardó unos segundos en reaccionar, llenó sus pulmones de aire y grito a todas voces: ¡Tierra!


Asombrados los demás tripulantes miraron hacia todos lados sin encontrar la tan esperada tierra y no paraban de preguntar los unos a los otros ¿Dónde?, incluso hubi kien lo sacudió pensando k éste se había vuelto loko; hasta k el patriarca, ese hombre k decía haber hablado con "la voz de Trueno", miró hacia el horizonte y con el rostro pleno de felicidad gritó: ¡Tierra, si, tierra a la vista, mirenla, ahí está por fin! y con la diestra señalaba el sitio k volvióse su más grande espernza. Las miradas de todos se fijaron el la dirección señalada por el índice del viejo y poko a poko sus ojos encontraron el lugar.


Con forme se acercaban lograron observar las montañas, el valle y a los seres k lo habitaban, envueltos en un baile frenétiko al rededor de una hoguera que iluminaba el lugar despejando la oscuridad de la noche, bañado por una hermosa y ligera bruma k permitía se realizaran su más profundos, anhelados y perversos sueños. Los tripulantes del barco subieron a los mástiles y a los lugares más altos de la próa para poder observar a las criaturas terrenas derramarse una especie de líkido biskoso sobre sus cuerpos desnudos.


A pesar de k aún no estaban lo suficientemente cerka para desembarcar, lograron observar a 3 seres desnudos k parecían esperarlos en la bahía, eran dos hombres custodiándo a una hermosa mujer, fue entonces k los tripulantes lamentaron no tener un timón k los acercáse más aprisa a tan deseado lugar.


En ese instante los animales k se encontraban bajo la duela produjeron un terrible escándalo k sacó a los navegantes de su trance. Un segundo después sus ojos parecieron llenarse de arena k les impedía la visibilidad de akél lugar, podían verlo todo menos ese sitio, se frotaban los ojos y mojaban sus rostros pero nada funcionaba, era como su akella tierra hubiese desaparecido, así pues, pensaron k se había tratado de una alusinación y sumamente desilucionados volvieron a sus kehaceres, algunos incluso llorando por la frustración pues sin un timón no había nada k pudieran hacer, mientras, la barca cambiaba a su ruta.


Así continuaron vagando mucho tiempo por el enorme océano, hasta el día en k una paloma volvió con la muestra de nueva tierra al alcance.


Ya en tierra firme los años pasaron, el grupo se disgregó y sin embargo ninguno pudo nunka borrar de su mente akél lugar, ese sitio k los esperaba y akellos hermosos y seductores embajadores en la bahía de aguas del color del barro y continúaban preguntándose desde sus adentro: ¿Pork habremos sido cegados?.


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