Yo los ví...
No jadeaban, bramaban como animales en celo; no hacían el amor, se destrozaban el uno a la otra; tampoko puedo decir k esa extraña unión fuera sexual, era un afán enfermo por kedarse con trozos del otro entre las manos y debajo de las uñas.
Se rompían la piel, se desgarraban los labios y los monstruos k se enkarnaban de sus sexos eran la parte más violenta de sus cuerpos; se comían y se violaban; se destrozaban hasta eyacularse, corriéndose en marejadas convulsivas de lujuria, se llenaron de sangre, semen saliva, sudor y demás fluidos, explotados de su propia perversión, inundados de un vigor k ya mudaba en cansancio y extasiados de dolor.
Desensamblaron sus cuerpos y después del caos, del violento choke de sus cuerpos, se besaron tiernamente en los labios y cariñosamente se llenaron de caricias y cubrieron sus cuerpos con las sabanas blancas de su lecho, ya marcadas con manchas carmesí; se desearon buenas noches y durmieron abrazados.
Lo k akí cuento es verdad, lo sé pork yo misma los observaba, yo misma lo vi todo todo mientras me masturbaba detrás del cerrojo...
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